Hasta hace unos años, las referencias bibliográficas de los trabajos citados, listadas al final de los artículos, servían únicamente para localizar dichos trabajos, y cumplían esta misión aunque estuvieran incompletas.
Con las bases de datos que incluyen las referencias citadas, como Web of Science y Scopus se hizo más importante que las referencias fueran claras y estuvieran completas para que los autores y revistas citados recibieran la correspondiente y merecida acreditación. A partir de las referencias citadas se calculan los índices de calidad de las revistas: factor de impacto, SCImago journal rank, h…
La aparición de Google Scholar (GS) aún ha aumentado más la necesidad de claridad y completitud de las referencias, pues a diferencia de las bases de datos WoS y Scopus, donde las referencias son revisadas por personas, en GS es un robot el que hace las lecturas.
Son conocidos los posibles errores que pueden encontrarse en GS (por indexar repositorios y redes sociales con preprints y otros trabajos no evaluados, indexar revistas depredadoras, e incluso indexar artículos falsos, como han demostrado algunos experimentos…) pero usado con las debidas precauciones es una base de datos muy útil. Sus 400 millones de referencias la han convertido en la base de datos científica más grande. Algunos estudios de usuarios han demostrado que la mayoría (65-70%) de los investigadores empiezan sus búsquedas en GS. De ahí la importancia de que GS indexe correctamente nuestras revistas (ya es conocido lo de que «si no estás en Google no existes»).
El hecho de que GS indexe también las referencias citadas (y que además sea gratuita) la ha convertido en una gran competencia a WoS y Scopus.
A partir de las referencias citadas GS calcula automáticamente los índices h de los autores y de las revistas, un indicador que cada vez va teniendo más importancia. Los autores elaboran sus perfiles en Google Scholar Citations, y a partir de ellos el Laboratorio Webometrics del CSIC publica rankings de autores: https://www.webometrics.info/en/GoogleScholar/Spain
Es muy importante estar presente en ese ranking.
Necesidad de actualizar algunos aspectos de las referencias citadas
Algunos estilos de citación (APA, MLA, Chicago…) han quedado obsoletos en algunos aspectos, y deben actualizarse:
Mejoras imprescindibles
-No puede usarse et al. en las referencias bibliográficas, pues los autores ocultados bajo esa abreviatura no van a recibir su citación. A menos que el trabajo tenga muchos autores (por ejemplo, más de 20) nada impide incluirlos a todos.
-Cuando en la lista de referencias un autor figura más de una vez, no puede sustituirse su apellido a partir de la segunda referencia por una línea, pues GS no va a poder identificarle y la cita se perderá.
-Unir los apellidos mediante un guion para evitar que los autores sean indexados por el segundo apellido. Por el bien de los autores (a quienes la revista debe cuidar), no debe permitirse que firmen con un sólo apellido, sobre todo si éste es común (Gómez, Fernández, etc.).
-No poner punto al final de los urls y los dois, pues hace que no funcionen.
-Iniciar urls y dois en nueva línea, para evitar que queden cortados.
-Los dois deben tener el formato https://doi.org/10…. y ser clicables. No deben ponerse delante las siglas DOI porque son redundantes.
Mejoras recomendables
-Escribir los nombres de pila completos para evitar ambigüedades. Reducir los nombres de pila a la inicial es una absurdidad heredada del pasado.
-No poner textos inútiles como «recuperado de», «disponible en», «online en», «consultado en fecha»… Lo inútil mejor borrarlo.
Citar trabajos nacionales
Hay que recomendar a los autores que utilicen y citen los trabajos publicados por colegas nacionales. Si no se citan las revistas nacionales éstas no conseguirán subir en los rankings. En los artículos, tanto publicados en revistas españolas como enviados a revistas extranjeras, debemos exigir que al menos haya un 40% de citas a revistas nacionales. Evidentemente, la citación no debe ser gratuita: los autores deben educarse para que empiecen sus investigaciones consultando primero la bibliografía nacional.
Y un último detalle: hay que citar la revista, no el repositorio o la red social (por ej. ResearchGate) donde se consultó el artículo.
Aunque la responsabilidad principal de las citas es de los autores, los evaluadores deberían revisarlas para hacer cumplir las recomendaciones expuestas.