Ser parte de una revista científica es más que pertenecer a una institución, organización o casa editorial. Es pertenecer a una comunidad que, año tras año, se va consolidando. Pero, ¿cómo? Si bien es cierto que parte del fortalecimiento de las revistas se da por su visibilidad en motores de búsqueda y bases de datos, y acceso a bases de datos indexadoras, bibliográficas, de referencia o de alto impacto, como Scopus y Web of Science, el trabajo no se construye solo. Es el esfuerzo de un equipo editorial que está acompañado por las constantes conversaciones que hay con otros pares y con otras revistas para el mejoramiento constante, a través de flujos de trabajo entre los equipos editoriales y el robustecimiento de políticas editoriales.
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En el proceso editorial de cualquier revista científica en primer lugar se realiza una revisión de contenido para comprobar si el texto tiene la calidad suficiente para pasar a revisión por pares. Además, se constata que los autores hayan ajustado su manuscrito a las normas de la revista, es decir, si cumple con el número de palabras, si incluye los apartados básicos de un trabajo de estas características o, incluso, si han utilizado la plantilla que muchas revistas ofrecen para que presenten sus artículos.
Una vez sobrepasado este punto, el texto se manda a revisores ciegos. Como bien sabemos los revisores funcionan como sensores para detectar cualquier problema que presente el texto. Su trabajo más importante es centrarse en el contenido del texto, en su calidad y su rigor científico, pero también es necesario que apunten cualquier error ortotipográfico que puedan encontrar en el texto, de tal forma que, cuando llegue de nuevo al autor, pueda realizar los cambios correspondientes, tanto en contenido como en continente.
El trabajo de evaluación realizado por los revisores constituye la principal garantía de calidad de las revistas científicas. La validez de todo artículo de investigación se sustenta en la superación de un riguroso proceso de revisión realizado por especialistas contrastados en la temática del objeto de estudio propuesto. La revisión, por tanto, representa el elemento diferenciador primordial del proceso de edición científica. El valor final de cada artículo está determinado por la calidad de los informes de revisión que han antecedido a su publicación. Ello implica que los responsables editoriales de las revistas deben aplicar una sucesión de criterios de selección: en primer lugar, identificar a los revisores más cualificados dispuestos a colaborar en la evaluación del artículo; en segundo, comprobar que esos informes de revisión resultan consistentes en términos científicos y respetuosos con el trabajo de los autores, y, por último, seleccionar para su publicación aquellos artículos con mejores valoraciones.
La Comunicación es una disciplina dinámica, en la que el cambio es una constante, en consecuencia requiere de la investigación científica seria, que integra nuevos hallazgos, que estudia las distintas perspectivas que se van presentando, los diversos contextos en que se van desarrollando y que permite finalmente que se presente una visión más amplia de las ciencias.